El presidente Boric desmintió foto viral: lo acusaban de estar ebrio en la calle, el impacto de una fake news

El presidente Boric desmintió foto viral: lo acusaban de estar ebrio en la calle, el impacto de una fake news

En los últimos años, la diseminación de noticias falsas (o fake news) se ha convertido en una preocupación global, amenazando la estabilidad de las democracias y alterando la relación entre la ciudadanía, los medios de comunicación y los líderes políticos. Chile no ha sido la excepción. Un episodio reciente protagonizado por una imagen viral errónea sobre el Presidente Gabriel Boric evidencia la facilidad con la que la desinformación puede propagarse y las consecuencias insidiosas que genera. Este post analiza en profundidad este caso, los riesgos de las fake news y las medidas que debemos tomar como sociedad para combatirlas.

¿Qué ocurrió? El caso de la imagen viral de Gabriel Boric

Todo comenzó con la difusión en redes sociales de una captura de pantalla en la que el Presidente Boric aparecía visiblemente relajado, con insinuaciones falsas de haber estado ebrio en público. Estas afirmaciones fueron promovidas por cuentas asociadas a sectores políticos de la derecha, incluido el excandidato presidencial José Antonio Kast. Sin embargo, poco después, el Presidente desmintió categóricamente la noticia mediante un video original que explicaba el contexto real.

El video mostraba un momento cotidiano y afectuoso en el que Boric saludaba a un niño de 4 años, fanático de la Universidad Católica, tras un partido en el estadio. Esta situación, completamente inofensiva, fue distorsionada para generar desinformación con fines políticos. La ministra vocera de Gobierno, Aisén Etcheverry, calificó esta estrategia como "irresponsable", subrayando el daño que tales actos generan no solo al Presidente, sino también al sistema democrático en su conjunto.

El impacto de las fake news en la sociedad chilena

La desinformación no es un fenómeno nuevo, pero las redes sociales han amplificado significativamente su alcance y velocidad. A nivel social y político, presenta varios riesgos graves:

  1. Erosión de la confianza pública:

Las fake news deterioran la credibilidad de las instituciones -incluidos el gobierno y los medios de comunicación- al sembrar desconfianza y fomentar la polarización.

  1. Alteración de procesos democráticos:

La manipulación de la información puede influir en elecciones, desviar la atención de temas importantes y perjudicar el discurso democrático.

  1. Fragmentación social:

Con el aumento de "burbujas ideológicas" en plataformas como X (antes Twitter) o Facebook, los usuarios tienden a consumir solo información alineada con sus creencias previas, reduciendo el alcance de narrativas más equilibradas.

En palabras de Boric, "la desinformación es un peligro grave para las democracias". Casos como este reafirman que las fake news no solo afectan a individuos específicos, sino que comprometen la integridad de toda la sociedad al fomentar divisiones y desinformación colectiva.

El rol de las redes sociales en la difusión de noticias falsas

Plataformas como Instagram, TikTok y X han tenido un rol bipolar en las crisis de desinformación. Si bien permiten la exposición masiva e inmediata de contenido, también operan como incubadoras de rumores y datos falsos debido al carácter viral de sus algoritmos. A continuación, tres factores clave:

  1. Velocidad y masividad:

El "efecto bola de nieve" asociado con contenido viral puede convertir hechos distorsionados en verdades aparentes ante millones en cuestión de horas.

  1. Falta de regulación efectiva:

Las empresas tecnológicas han introducido medidas como verificadores de datos externos, pero aún existe una falta de controles robustos para detener la propagación inicial de estas noticias.

  1. Sesgo algorítmico:

Las plataformas favorecen contenido llamativo o polémico, sin priorizar la precisión, lo que amplifica la visibilidad de las fake news por encima de las noticias verificadas.

Estrategias para combatir las fake news

La solución a esta problemática exige esfuerzos coordinados a nivel gubernamental, privado y social. Aquí algunos pasos clave:

  1. Educación digital ciudadana:

La alfabetización mediática es esencial para que las personas aprendan a identificar y analizar fuentes confiables. Instituciones educativas y campañas públicas pueden desempeñar un rol vital en este ámbito.

  1. Responsabilidad de los líderes políticos:

La utilización de plataformas digitales por parte de figuras públicas debería estar acompañada de un compromiso ético. Difundir información no verificada, como en el caso de Kast, pone en riesgo la credibilidad personal y la estabilidad nacional.

  1. Fortalecimiento de la regulación:

Es crucial que el gobierno colabore con empresas tecnológicas para implementar políticas más estrictas contra usuarios y cuentas que generen desinformación de manera recurrente.

  1. Verificadores de datos:

El trabajo de organizaciones como Fast Check CL en Chile es indispensable para desenmascarar y corregir rápidamente noticias falsas antes de que generen mayor conmoción pública.

  1. Responsabilidad en el uso de redes sociales:

Los ciudadanos tienen un rol importante al verificar la veracidad de las publicaciones que comparten. Como destacó la ministra Etcheverry, "reflexionar qué compartimos en redes sociales es una manera de protegernos mutuamente y proteger nuestra democracia".

¿Qué podemos aprender?

El caso de la imagen viral de Gabriel Boric es un recordatorio de cómo la desinformación, en su forma más simple, puede escalar hasta alcanzar proporciones preocupantes. Desde líderes políticos hasta usuarios comunes, todos nosotros tenemos la responsabilidad de actuar con cautela en el manejo de información, priorizando siempre la verdad y la transparencia.

Si bien el gobierno y las plataformas digitales tienen un papel crucial en frenar las fake news, cambiar esta narrativa requiere una base colectiva. Una ciudadanía activa, informada y crítica puede ser la primera línea de defensa contra la manipulación informativa.

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